Hablamos a menudo de la necesidad de que
nuestros actos, nuestro comportamiento, nuestra imagen vayan siempre acordes a
nuestros valores, a nuestros pensamientos y sentimientos, parece algo sencillo
y sin embargo no siempre conseguimos ser coherentes al cien por cien.
Si es difícil para una sola persona, cuánto
más para una organización o empresa en la que desde el presidente hasta el
recién contratado reciben una imagen y expresan otra según sus impresiones,
relaciones y ambiente que encuentren en un lugar en el que pasan la mayor parte
del día.
Y si queremos unificar esa imagen que la empresa
desea dar a medios, clientes, proveedores y diferentes públicos, será
necesario elaborar una estrategia de comunicación interna que permita a todos
los empleados descubrir y entender la organización en la que se encuentran,
facilitando la relación entre departamentos y ser los primeros conocedores de
las novedades que les afectan como marca.
Así son los departamentos de comunicación,
relaciones públicas y protocolo, los encargados de hacer públicos (según los
niveles de confidencialidad necesarios) los organigramas, los medios de
comunicación interna y las formas de contacto con las diferentes áreas y
también serán quienes expliquen al conjunto de empleados las razones y
objetivos de su comunicación para que se sientan parte de ella y la imagen que
transmitan sea la que también nosotros queremos dar.
No olvidemos tener en cuenta a nuestros compañeros para que nuestra imagen sea la misma en todos los niveles y para todos los públicos y conseguiremos la repercusión deseada.