Con
motivo de la celebración en Cádiz de la XXII Cumbre Iberoamericana,
se reúnen Jefes de Estado, de Gobierno y ministros para tratar de
acercar posturas, cerrar acuerdos y fortalecer relaciones entre sus
pueblos. Una cita de gran interés político y económico que está
marcada por el entorno social de crisis que focaliza a ciudadanos y
medios en torno al gasto público en relación con los beneficios que
se obtendrán del encuentro.
No se
trata de considerar la idoneidad de estas cumbres, que se pueden
justificar gracias a los acuerdos que de ella surjan y por la imagen
de unidad entre los países convocados. Sin embargo no es tan
sencillo hacerlo con el programa social destinado a las primeras
damas. Y no sólo la crisis nos atañe, ¿es entendible que se
destine un presupuesto al entretenimiento de las primeras damas? ¿Qué
hay de los “primeros damos"? Quizás sea necesario plantear la
necesidad de estas visitas en un tiempo en el que el ahorro está en
cada partida, en cada movimiento y que ha provocado incluso que esta
cumbre haya sido patrocinada por la empresa privada.
Una
cumbre es una reunión de trabajo, a la que los consortes no deberían
estar invitados sólo por el mero hecho de ser el acompañamiento, y
menos hacer de esta agenda una cuestión con tintes sexistas puesto
que siempre hablamos de “primeras damas”,
Y es que ¿acaso no hay mujeres en altos cargos que acuden a trabajar? ¿es
que sus esposos las acompañan? ¿no resulta algo anacrónico que
haya que entretener a las mujeres y que la perfecta anfitriona sea la
mujer del Jefe de Estado o de Gobierno del país organizador? En
muchas ocasiones se ha hablado del papel de esposa de un alto cargo
¿debe renunciar a su carrera profesional? Muchos son los ejemplos y hace poco surgía de nuevo el debate con respecto a la opción que tomaría la
nueva ocupante del Elíseo.
Sin
embargo, ¿qué sucede con los maridos? ¿han de posar en esa foto
paralela a la oficial que siempre se presenta como un encuentro de
esposas? Parece que en temas de igualdad, la mujer (o compañera) de un alto cargo
debe servir sólo para ser invitada o recibir (según sea su papel) y
siempre dando la imagen de mujer leal, fiel y comprometida con causas
sociales o medioambientales, sin implicarse en política o economía
(eso ya es labor de su marido).
Quizás la crisis sea una buena excusa para acabar con una costumbre atemporal.
Este año si que había un " primer damo " porque a mi me llamo la atención eso que a ellas la llamaban primera damas y a el creo que le llamaban acompañante o algo parecido, y tienes toda la razón la igualdad brilla por su ausencia a parte de que me parece que no se porque tienen que traer a las mujeres o maridos no vienen por trabajo pues eso a trabajar y menos chupar del bote.
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