domingo, 4 de noviembre de 2012

El protocolo en tiempos de crisis


En la época de bonanza, aquella en la que se dice que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, empresas e instituciones practicaban la comunicación y el buen protocolo a base de fastuosos eventos, invitaciones y regalos que hoy en día nos resultan casi un despropósito por las inversiones que se producían, sobre todo en aquellas que afectaban al erario público.
Hoy la crisis se ceba en especial con estos eventos y con las partidas que a ellos se destinan. Las noticias nos sorprenden con facturas cargadas a los departamentos de protocolo que simplemente cubrían lujos personales, regalos encaprichados y encuentros de dudoso interés corporativo o institucional. Y la búsqueda de una reducción de gastos y las políticas austeras acaban repercutiendo en la eliminación de partidas presupuestarias que sí son necesarias para el mantenimiento de las instituciones ya que el protocolo es una herramienta de comunicación básica  en cualquier corporación. 
Todo comunica, y el protocolo no es más que la plasmación, a través de signos, símbolos y actos, del poder, del honor y de la importancia de asistentes,  organizadores e invitados. Y así ahora se plantean cuestiones de difícil respuesta ¿Cómo podemos compatibilizar la austeridad y la necesidad de comunicar? ¿Cómo evitar el derroche sin afectar a aspectos esenciales de nuestra identidad?
En las últimos tiempos hemos visto cómo diversas entidades basan en la austeridad su política comunicativa: desfiles sin aviones, eventos sin catering, patrocinio en cumbres internacionales y todo para luchar contra la idea preconcebida de que en estos momentos cualquier evento es un gasto y no una inversión. Una de las instituciones más en cuestión es, sin duda, la Corona, a la que además de la crisis se suman escándalos que obligan a un medido cuidado de cualquier partida o evento al que se acuda.
Sin duda, es el momento de la creatividad, de lograr ofrecer más con menos, porque las crisis son los mejores momentos para analizarse, trabajar y salir reforzados cuando se vea la luz al final del túnel. 

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