viernes, 10 de enero de 2014

Excesivamente preparados, insuficientemente valorados


Es quizás una visión negativa para comenzar el año, pero podría también ser el resumen de esta época de crisis en la que las empresas no buscan profesionales sino autómatas que les permitan ganar más por menos.
Y esto se atribuye a múltiples ámbitos y lo vemos a diario en los medios con ofertas de empleos para jóvenes (por ser jóvenes), para mujeres (por ser mujeres) o para discapacitados (pero sólo con certificado de más del 33%). Casi no importa la formación, la experiencia o las propias capacidades, todo queda en un plano secundario ya que el primer filtro está en aquello que permite a la empresa obtener beneficios de la contratación. Y no busco aquí crear un debate sobre la función y valor de las políticas de integración laboral (tan necesarias) sino sobre la situación actual en la que estos filtros superan a los años de estudio, la trayectoria laboral y la profesionalidad. 

En el mundo de la comunicación encontramos muchos casos similares y esto puede hacer que la preparación y ejecución de nuestra organización acaben achacando y lamentando la mala previsión por una equivocada selección de personal. 
La formación es esencial en un mundo hipercomunicado y un campo tan cambiante como éste pero la experiencia no debe olvidarse. Cada vez hay más profesionales haciéndose un hueco y que están listos para ponerse a trabajar por un objetivo específico: el éxito de los actos.

 Si contratamos para nuestro evento a un orador ajeno a nuestra empresa o al acto, sólo por su nombre o imagen, nos arriesgamos a que un fallo técnico nos arruine el evento, pues la persona encargada no sepa reaccionar al no ser un especialista en el tema (véase la retirada Michael Bay, del director de la saga cinematográfica Transformes, en una presentación hace unos días). ¿Primamos al profesional o a quien nos atraiga medios y público?.
Si contratamos para nuestro evento a asistentes sólo por su físico o por relación sin contar con una formación o un respaldo podemos encontrarnos con un servicio poco profesional y actitudes poco deseables (como bien nos aclaran nuestros compañeros de Galicia Protocolo en su Blog). ¿Buscamos una imagen bonita o hacer un favor o queremos un profesional en un puesto de responsabilidad?

Cada evento, acto o comunicación tiene su público y objetivo y es nuestra labor saber qué debemos cuidar y primar en cada momento para alcanzar el éxito. 

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