Es quizás una
visión negativa para comenzar el año, pero podría también ser el resumen de esta
época de crisis en la que las empresas no buscan profesionales sino autómatas
que les permitan ganar más por menos.
Y esto se
atribuye a múltiples ámbitos y lo vemos a diario en los medios con ofertas de
empleos para jóvenes (por ser jóvenes), para mujeres (por ser mujeres) o para
discapacitados (pero sólo con certificado de más del 33%). Casi no importa la
formación, la experiencia o las propias capacidades, todo queda en un plano
secundario ya que el primer filtro está en aquello que permite a la empresa
obtener beneficios de la contratación. Y no busco aquí crear un debate sobre la función y valor de las políticas de integración laboral (tan necesarias) sino sobre la situación actual en la que estos filtros superan a los años de estudio, la trayectoria laboral y la profesionalidad.
En el mundo de
la comunicación encontramos muchos casos similares y esto puede
hacer que la preparación y ejecución de nuestra organización acaben achacando y
lamentando la mala previsión por una equivocada selección de personal.
La formación es esencial en un mundo hipercomunicado y un campo tan cambiante como éste pero la experiencia no debe olvidarse. Cada vez hay más profesionales haciéndose un hueco y que están listos para ponerse a trabajar por un objetivo específico: el éxito de los actos.
Si contratamos para nuestro evento a un orador
ajeno a nuestra empresa o al acto, sólo por su nombre o imagen, nos arriesgamos a que un
fallo técnico nos arruine el evento, pues la persona encargada no sepa
reaccionar al no ser un especialista en el tema (véase la retirada Michael Bay, del director de la saga cinematográfica Transformes, en una presentación hace unos días). ¿Primamos al
profesional o a quien nos atraiga medios y público?.
Si contratamos
para nuestro evento a asistentes sólo
por su físico o por relación sin contar con una formación o un respaldo podemos
encontrarnos con un servicio poco profesional y actitudes poco deseables (como bien nos aclaran nuestros compañeros de
Galicia Protocolo en su Blog). ¿Buscamos una imagen bonita o hacer un favor o
queremos un profesional en un puesto de responsabilidad?
Cada evento,
acto o comunicación tiene su público y objetivo y es nuestra labor saber qué
debemos cuidar y primar en cada momento para alcanzar el éxito.
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